Después de la vorágine consumista a la que nos sometemos todos los años en estas fechas viene el merecido regalo. Unas buenas vacaciones sin gastar un peso. Muchos de nosotros prefieren estresarse y siguen encalillándose para ir unos días de viaje. Pero, sin embargo, aunque no lo crean, existen cosas que podemos hacer que aún son gratis. No todo lo bueno vale dinero.
La siesta es una de esas maravillas que ha inventado el hombre. Es un placer poder acostarse con la tele encendida de fondo y poder perderse en un sueño corto. Está comprobado que un descanso a mediodía nos ayuda a la productividad, nos carga de energía y creatividad. Esa pequeña pausa de las labores cotidianas nos ayuda a reponer fuerzas.
Lo ideal al despertar es poder salir a dar una vuelta y acercarse al mar. Desde allí podríamos contemplar otra maravilla, pero esta vez de la naturaleza, una bella puesta de sol. Ver como se va poniendo el cielo de color mandarina a un azul gris. El sol se va agachando y escondiendo poco a poco, alucinante.
Ya de noche que mejor que ver una buena película. No las que dan en la televisión abierta, sino de esas que te puede prestar un amigo o puedes sacar de la biblioteca. Clásicos del cine como ‘La quimera de oro’ de Chaplin o ‘Vertigo’ de Hitchock, por nombrar algunas.
Y ya en la cama, un buen libro de cabecera, también prestado o regalado estas últimas navidades. Lo ideal es leer ese libro largo que tienes guardado en la estantería hace años. Ese libro que todo el mundo habla y que lamentablemente no has podido empezarlo. Algo como ‘Ulises’ de Joyce o ‘Detectives salvajes’ de Roberto Bolaño para terminar un placentero día y disfrutar unas merecidas vacaciones sin gastar dinero.
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