Dentro de pocos días se reunirán en Italia los líderes de los ocho países más poderosos del mundo, el G-8. Es conocida esta cumbre por la repercusión mediática y por lo que se genera alrededor de estás reuniones. Muchas personas ven como una oportunidad anual para alzar la voz y como medio de presión para que estos líderes pongan de una vez por todas remedio a las necesidades reales de nuestro planeta. Pobreza, cambio climático, enfermedades, violencia, armas nucleares son los temas que deberían abordarse, no sólo por ellos, sino por todo los representantes políticos. Sin embargo, es una pena ver que ellos están más preocupados por políticas macroeconómicas y por las bondades de la globalización neoliberal.
Algunas personas, aburridas por esta situación, están buscando otras vías para cambiar esto. Una de las iniciativas más importantes, que está reuniendo a líderes mundiales y a millones de personas anónimas, es la Marcha Mundial por la Paz y la No violencia, impulsado por Mundo Sin Guerras.
Esta marcha comenzará en Nueva Zelanda el 2 de octubre de 2009, día aniversario del nacimiento de Gandhi y declarado por la Naciones Unidas día Internacional de la No-Violencia. Finalizará en la cordillera de Los Andes, en Punta de Vacas al pie del Monte Aconcagua el 2 de enero de 2010. En estos 90 días, millones de personas de los cinco continentes saldrán a la calle para decir basta al aumento de violencia que se está generando a todos los niveles de la sociedad. Además, no hay que olvidar que algunos líderes sin escrúpulos siguen experimentando con armas nucleares.
La creación de armas, como dice Eduardo Galeano, produce guerras. Chile es el país que importa más armas de América del Sur. Es preocupante y necesario que busquemos caminos más civilizados para los conflictos y exigir un mundo más conciente de la necesidad de la Paz.