Hace unos días se cumplieron seis años de la desaparición del escritor chileno Roberto Bolaño. Para muchas personas en Chile aún es desconocido, sin embargo en Estados Unidos y en Europa no paran de leerlo. Yo lo descubrí hace diez años atrás, cuando recién había llegado a Canarias para realizar un doctorado en literatura. Para mi sorpresa este autor era lo más cercano al periodismo y literatura negra, que era lo que hacía poner mis ojos y mi interés en este autor.
Es normal el desconocimiento de Bolaño en su país de origen, ya que a los 13 años se trasladó con su familia a vivir a México, dónde fue formando su pasión por la literatura. Regresó a Chile para apoyar al gobierno de Allende y a los pocos días de llegar la Moneda estaba bombardeada. Llegó a estar detenido en el sur, pero gracias a un antiguo compañero de colegio que lo reconoció, pudo salir de su celda y del país.
México lo acogió nuevamente y allí creó el movimiento poético infrarrealista. Él junto a otros 15 escritores estaban cansados de las guías oficialistas y necesitaban romper con todo. A los años viajó a Barcelona dónde se encontraba su madre, Victoria, y dónde comenzaría a escribir de forma más seria.
Bruno Montané, poeta y amigo de Bolaño, fue testigo cómo la pasión de escribir lo llevó a trabajar en lugares tan variopintos como vendimiador en verano, vigilante nocturno de un camping o vendedor de la tienda de su madre, todo con el fin de tener tiempo para leer y escribir.
El reconocimiento lo comenzó a tener el año 1996 con la publicación de Literatura Nazi y Estrella distante, pero con los relatos de Llamadas telefónicas, ya no paró de cosechar premios. Por su novela Detectives Salvajes(1998) fue galardonado con el premio Herralde lo que ayudó a reafirmar definitivamente su carrera.
Pero el destino ya estaba escrito para Roberto Bolaño, una enfermedad hepática nos quitaría el placer de tenerlo entre nosotros. A los 50 años el 15 de junio del 2003 dejó de respirar, por suerte, dejando sus libros como herencia. Cómo escribió su amigo el poeta Nicanor Parra “ Se nos adelantó Roberto./ Pérdida irreparable para Chile, / Pérdida irreparable para mí,/ Perdida irreparable para todos..”.